RECUERDOS DE LA PLAYA DE SAN JUAN - Diario de un Antimenfotista 156

publicado en “La Verdad” de Viernes 20 de Agosto de 2010

RECUERDOS DE LA PLAYA DE SAN JUAN

A finales de los setenta, la Playa de San Juan era un hervidero de apartamentos baratos de nueva construcción. Eran tiempos en los que un piso se podía pagar en menos de 10 años con el sueldo normal de un trabajador. Ello posibilitó que muchas parejas jóvenes de entonces compraran allí su primera vivienda o su segunda residencia para pasar el verano. Por consiguiente, varias generaciones de alicantinos/as de entonces (también madrileños y de otras partes de España) tuvimos la suerte de pasar nuestros veranos en la Playa de San Juan. Un estado mental, una forma de entender el verano, un cimiento más de una infancia feliz, inevitablemente evocada al pasear hoy en día por sus escenarios.

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El tramo final de la Avenida Costablanca se ve ahora desde un punto de vista distinto, desde el reciente Tranvía que la atraviesa. Evoca recuerdos de los recreativos Beni, de las salas de máquinas de los bajos del fontana, del quiosco de los apartamentos Lutecia en donde mi padre me compraba cromos de fútbol. De estas trincheras en las que yo y los míos combatíamos el aburrimiento infantil solo quedan vestigios.

Recuerdos de como antes, en invierno, la zona se convertía en una triste ciudad fantasma. Hoy es el barrio más poblado de Alicante (por lo menos con más gente censada) y barrio por derecho propio con residentes todo el año (los cuales antes eran minoría), sin contar la última zona que se ha quedado a medio urbanizar al haberle pillado la crisis del ladrillo de por medio. Algunos amigos viven en zonas que cuando yo era pequeño eran descampados que atravesaba en bici.

La "urba" de mis padres en Apartamentos San Juan (Avda. Niza). No tenía ni piscina ni pista deportiva, pero estaba en primera linea. Aquí me/nos tire/tiramos una buena parte de nuestra infancia feliz.

Recuerdos de las pandillas de verano... hacías amigos de Madrid y otras ciudades. También amigos de Alicante que, aunque vivieran en el barrio de al lado, solo veías durante el verano. Tus padres veraneaban en la misma urabanización que los tuyos. Ello les convertía en compañeros de juegos, aliados en la lucha contra el tedio que podían ser unas vacaciones de tres meses fuera de tu ambiente. Ibamos casi todos los días juntos a la Playa y por la noche nos rompíamos la cabeza para inventar algo que nos entretuviera (aprovechando que nos podíamos acostar tarde). Valía desde el escondite hasta los juegos de rol, pasando por todos los juegos de tablero que teníamos al alcance. Hablamos de pisos con teles cutres que se sintonizaban haciendo malabarismos con antenas de cuernos, sin reproductor de video VHS (excepto el de mi tío Paco), y con una consola de 8 bits como máximo lujo que tenía algún privilegiado a su alcance y que tenía que invitar a todos a jugar, cuando no prestarla temporalmente a cambio de una “maquinita de marcianos” de un solo juego del cual te acababas hartando (hasta tu padre se tiraba semanas enganchado con el Donkey Kong JR).. Vivir en la misma urbanización creaba un vínculo entre nosotros que nos llevaba incluso a desafiar a los niños de otras urbanizaciones a partidos de fútbol (y los de la mía no teníamos ni siquiera cancha) o a picarnos con ellos en pequeñas escaramuzas propias de la infancia.

¡Es él! ¡El cine de Verano Costa sigue activo! ¡Increible!

Recuerdos de los viejos Cines de Verano, al principio piedra de toque del entretenimiento infantil estival y, una vez despertada la conciencia cinéfila, lugar de descubrimiento de directores y títulos de culto a cambio de un porcentaje aceptable de tu paga semanal. El Playa, el Venecia, el Costablanca (que durante una temporada tuvo hasta dos salas)... solo en Campello, en sus buenos tiempos, se podrían juntar cuatro salas, algunas montadas en patios de casas particulares (el Pau, el Marina, el Plaza, el Plaza de Verano...). Curioso que estos cines entonces eran de restreno (una segunda oportunidad para ver las películas que te habías perdido durante la temporada, o volver a visionar las más populares, o incluso disfrutar de alguna que no se había llegado a estrenar en un Alicante que tenía pocas salas) y luego pasaron a poner títulos de actualidad. En mis paseos evocadores, descubro con asombro que el Cine Costablanca, entre Fontana y el Garden Playa, sigue activo hoy en día. Sin pensárnoslo dos veces, mi pareja y yo vemos “El Príncipe de Persia” en una azotea al aire libre, escuchando el run-run del motor del proyector de fondo, comiendo pipas (las palomitas tienen menos glamour aquí), pudiendo fumar y sintiendo la brisa fresca con ligero olor marino. Vuelvo a tener 11 años.

Recuerdos de una marcha y una movida nocturna que ya no existe. La mataron. Hubo un tiempo en que festeracos de toda europa veraneaban en la Playa de San Juan atraídos por una oferta de pubs y discotecas que era legendaria. Coincidiendo con la llegada del PP al poder, se fue cediendo a las presiones vecinales y Va Bene, Coppitti, Il Paradiso (bueno, esta se quemó), Penelope, Voy Voy, Calígula y tantas otras fueron desapareciendo. Hasta acabaron con una serie de pequeños pubs que se concentraban en dos calles y de las cuales surgieron embriones de bares importantísimos en el Alicante cultural de hoy (el Cure y el Pixies-Green Door empezaron como pubs estacionales en San Juan sin ir más lejos). Algunos veranos surgían zonas de pubs que solo duraban ese año. Un verano le tocó a los bajos del Club del Mar. Otro a los del centro comercial Fontana. Al final, hoy se ha creado un ghetto de bares pijos cerca de la zona del Campo de Golf , tan artificial como el pueblo mediterraneo cuyas fachadas de cartón piedra intentan evocar, con locales convenientemente concentrados y apartados de la mayoría de zonas residenciales. No me da lo que necesito. Además, el campo de Golf me trae recuerdos del efímero parque de agua de la Playa de San Juan, Aquazul, que se arrasó para construir sus hoyos. Durante unos años, no hacía falta emigrar a Benidorm para disfrutar de toboganes de agua (sin mencionar al mítico “Tobo” del Cabo de las Huertas, precursor de los modernos parques de agua, ya inactivo cuando yo tenía uso de razón).

Recuerdos de Playa. De olor a Coppertone, salitre y crema Nivea. De “avionetas generosas” (citando al grupo Delafé y Las Flores Azules) que tiraban balones azul oscuro o paracaidistas de juguete con publicidad. Del quiosco de la urbanización Aisa en donde compraba mis primeros tebeos de superhéroes. De las fiestas de la urba en las que la vecina de Alcoi hacía una paella con leña en los bajos de los apartamentos San Juan. De los restaurantes (no chiringuitos) junto a la arena que servían de referencia para localizar a amigos (“pongo mi sombrilla frente al restaurante Aitana”). De patines con pedales para internarse en el mar, del cambio de color de la arena de la playa cuando la regeneraron a finales de los 80 (y de la pena de ver desaparecer la clásica arena rubia por otra más oscura). De excursiones con los compañeros de la Urbanización a Alicante para comprar tebeos en Ateneo tirando del Bus C-1. De descubrir deportes como el Body-Board y de encararte con los socorristas de cruz roja defendiendo tu derecho a practicarlos. De Fama, El Gran Héroe Americano, Galactica y El Coche Fantástico. De ir a pescar cangrejos al Cabo. De bolas saltarinas con cuernos para agarrarse, de bicicletas con ruedas lenticulares, de chinitos de la suerte, de chicles de a duro con calcamonía de regalo. Recuerdos de una infancia feliz, una Playa de San Juan que ya no existe pero de la que quedan vestigios, Retales de mi vida (que diría El Ultimo de la Fila) inevitablemen evocados al pasear hoy en día por sus escenarios. Antimenfotizar Alicante.

Algunos Links:

- En Alicante Vivo hay un capazo de artículos de recuerdos de la Playa de San Juan, algunos enlazados en este artículo.

- Bella mantiene un blog sobre la Playa de San Juan aqui

- El amigo Jorge Villar ya hizo un post nostálgico sobre La Playa de San Juan . Juro que hacía un año que no lo leía. Cuando lo releo ahora, me doy cuenta que el también encabezaba los párrafos del artículo enlazándolos con la palabra "recuerdos". No lo tenía presente cuando redacté y entregué la columna a la verdad. Un caso claro de "las grandes mentes piensan parecido".