!HERCULES FUERA DE PRIMERA YA ! - Diario de un Antimenfotista 155

publicado en La Verdad de Viernes 13 de Agosto de 2010

¡HERCULES FUERA DE PRIMERA YA!

Esta columna no solo trata de lo cultural. Esta columna trata del amor a Alicante, del cariño que le tenemos a esta bendita ciudad, del dolor que nos da no ver como no desarrolla todo su potencial y como algunas de sus gentes no creen en ella, además de lanzar un mensaje, normalmente optimista sobre las personas, artistas y activistas que día a día hacen un esfuerzo titánico para llevarla en la dirección correcta. Hoy tengo que hablar de dolor, de vergüenza y de rabia. Porque unos gestores que han demostrado no tener escrúpulos han denigrado la imagen, la dignidad y los valores deportivos de uno de los símbolos más reconocibles de esta ciudad: el Hércules.

El sentimiento herculano siempre ha estado presente en mi familia. Mi abuelo acudía al estadio de Bardín, el primer campo del equipo fundado por el “chepa”. Lo llamaban “la bombonera”. También vió al Madrid de Di Stefano y al Barça de Kubala en el estadio que ocupaba lo que hoy es la Plaza de la Viña. Cuando me aficioné al fútbol de pequeño, mi padre nos llevaba al Rico Pérez a ver a un Hércules recién descendido de primera. Con nuestra “tata” Consuelo, que si era socia y acudía a todos los partidos, nos pasábamos los días entre semana de tertulia herculana (¡Ojo! No futbolera, herculana. El matiz es importante). Tras cinco años de infierno en segunda B, en plena explosión de mi adolescencia, el Hércules volvió a segunda tras un playoff agónico. Poco después armó un equipo decente que subió a primera en una temporada gloriosa (yo vi en directo el 0-6 en el Madrigal al Villareal). Después, una pésima gestión, una política de fichajes de risa (de la cual algunos ya vemos un deja-vu en la actual) y unos malos resultados acabaron con todo. Para entonces, a mí ya no me gustaba el fútbol. Solo me gustaba el Hércules, como a muchos alicantinos. Es uno de nuestros símbolos, como la Santa Faz o las Hogueras. Me empezó a gustar mucho más el baloncesto y el Lucentum se convirtió en mi equipo de cabecera. Pero nunca dejé de identificarme con el Hércules. Y este año, por fin, nos regalaban una alegría deportiva a esta ciudad, en un año en que necesitábamos alegrias. Volvimos a Luceros envueltos en orgullo blanquiazul.

Para mi, el mejor equipo que ha tenido nunca el Hércules (año del ascenso a primera. Enla foto falta Alfaro)

Y ahora salen a la luz las escuchas de Enrique Ortiz del caso Brugal que (presuntamente) prueban que se compraron partidos esta temporada. Que los gestores del Hércules hicieron que el equipo (presuntamente) hiciera trampas, comprara porteros y pagara a equipos para que se dejaran perder. El orgullo redivivo por el ascenso desparecío. Bueno, como era una energía muy intensa no despareció, sino que se tranformó. Se transformó en una tremenda vergüenza. Las más elementales convicciones morales y deportivas convierten en deleznable el ganar haciendo trampas. Para los que las tenemos, sencillamente ya no podemos disfrutar de nuestro equipo en primera sabiendo que su presencia allí se fundamenta en (presuntas) trampas. No vale ganar de cualquier manera, no debe valer nunca, y no es el mensaje que debe transmitir ninguna institución deportiva, más cuando tiene el status de símbolo representativo de una ciudad como es el Hércules. No es desde luego los valores que mi abuelo y mi padre y mi tio Nico me transmitían de pequeño cuando me llevaban al estadio. Yo estaba orgulloso del Hércules hasta en segunda B, cayendo año tras año en los play-off. Ahora no puedo estarlo en primera si no se ha ganado estar ahí limpiamente.

Toda esta alegría a la mierda por culpa de Gestores sin escrúpulos

Me enteré de la noticia de las escuchas estando de viaje en el extranjero. Mi Hércules (y, por tanto, para bien o para mal, mi ciudad) era portada de la edición internacional de los diarios españoles por los motivos que nunca me gustaría verle allí. Vergüenza, vergüenza y rabia. Cuando vuelvo, sondeo redes sociales y comentarios de diarios digitales. Al principio respiro al ver que hay un sector de Hérculanos cabreados como yo. Después, tristeza tremenda al comprobar que un sector muy ruidoso de la afición no es que defienda al Hércules: es que defiende la corrupción. Los argumentos que más se escuchan son “todo el mundo en segunda compra partidos” (estupendo, si muchos comenten un crimen, entonces esta bien que lo cometas tú), “no se puede demostrar nada” (claro, las grabaciones se las ha inventado el juez), “el resto de equipos primaron a los rivales del Hércules” (como si se pudiera equiparar pagar por ganar con pagar por perder), “es un complot del PSOE para joder a Alicante, porque la gobierna el PP” (¡Viva la teoría de la conspiración!), “se ceban con Alicante porque es del PP” (yo soy de Alicante y no soy del PP), “Hay que defender el ascenso a muerte por las repercusiones económicas positivas que traerá a Alicante” (claro, todo vale...), “Lissavetzki se presenta a alcalde madrid y quiere ganar votos dándose imagen de luchador contra la corrupción” (creo que a los votantes de madrid les dará igual lo que hagan sus candidatos en Alicante, aparte que habrá que preguntarse por que si alguien quiere “darse imagen” de luchador contra la corrupción lleva a cabo acciones judiciales en Alicante. Por cierto, que tamaños disparates me darían hasta risa si no fuera porque la alcaldesa de mi ciudad les está dando un lamentable pávulo). Y la más garrula de todas: los que no queremos que el Hércules se quede en primera si ha hecho trampas no somos herculanos, ni alicantinos de verdad, somos socios del Elche o del Betis infiltrados, o somos del PSOE y que queremos joder a Enrique Ortiz, es decir al PP, es decir a Alicante por encima del todo (si, se está dando credibilidad a tamaño disparate idenfitificativo e incluso alentando manifestaciones en su nombre). En general, hay un run-run para intentar buscar culpables de la situación del Hércules que no sean sus únicos responsables (sus gestores), intentando culpabilizar a jueces, periodistas o quien haya sacado el tema a la luz pública (actitud muy peligrosa desde el punto de vista ético y democrático: “si nadie se entera, no está mal. Y si alguien se chiva, está perjudicando a Alicante”).

No quiero que mi equipo paseé el nombre de Alicante con vergüenza. Quiero poder estar orgulloso del Hércules porque no haya hecho trampas, porque se haya ganado lo que tenga. Me da igual si está en tercera, en segunda B o en regional, pero jugando limpio. Los alicantinos (ya no solo los herculanos) deberían manifestarse para que su equipo voluntariamente se retire de primera división ya, ipso facto, independientemente del destino judicial final de Enrique Ortiz. Es la única salida digna que nos queda, la única manera de poder transmitir a las generaciones futuras el cariño a una camiseta blanquiazul porque transmite unos valores de deportividad, juego limpio e identificación con una ciudad. Si no, tan solo serán colores en un trozo de tela.

Hércules fuera de primera por dignidad y juego limpio. Macho el Hércules. Antimenfotizar Alicante.