DIARIO DE UN ANTIMENFOTISTA 98 - Elx Al Carrer

Publicado en La Verdad de Viernes 12 de Junio de 2009

ELX AL CARRER

Este fin de semana el teatro volverá a inundar las calles de Elche. Más de 30 actos entre pasacalles, actuaciones de teatro, títeres, conciertos y cursillos convertirán las plazas y viales de la ciudad de las palmeras en un inmenso escenario. Es el festival “Elx al Carrer”, que alcanza su cuarta edición y también su consolidación definitiva.


Esto de reclamar el espacio público como lugar de expresión artística es algo que nació con el movimiento “Reclaim the streets”, una táctica empleada por sectores del movimiento alterglobalización a principios de los años dos mil (básicamente, ejercían su reinvindicación cortando el tráfico por sorpresa, sacando bafles de camiones y conviertiendo el asfalto en fiesta durante una pocas horas). Como todas las ideas buenas, son asumidas/adaptadas desde las instituciones, empezando por las de mente más abierta, mirada puesta en las tendencias y dispuestas a ser vanguardia dentro del mundillo de las concejalías y similares (como está demostrando ser las de cultura y juventud del ayuntamiento de Elche).

“Elx Al Carrer” nace en 2006 a raíz de la actividad “artistes al carrer” de la Concejalía de Juventud, que proponía actuaciones callejeras dentro de Alternactiu (el programa de actividades de ocio juvenil). Un grupo de unas 10 personas, la mayoría de ellas artistas de teatro, le presentaron un proyecto a la concejalía para dar un paso más allá y convertir estas actividades sueltas en todo un festival de Teatro Callejero. Este grupo de antimenfotistas ilicitanos, capitaneado por Alejandro Soler (sin relación con el alcalde de Elche) y Pablo Tortosa, conocían festivales similares como La Fira de Teatre de Tárrega (Lleida), que llega a 150.000 personas. Su objetivo es el ya mencionado: poner en evidencia que el espacio público es público (o sea, de todos, a disposición del ciudadano) defendiendo el uso de la calle, dentro de los límites legales y respetando horarios de descanso. Que la gente le pierda el miedo a ver que la calle puede acoger actividades culturales.

En Alicante, lo más parecido que hemos tenido a un Elx Al Carrer, que es un festival organizado con apoyo municipal, es precisamente un evento montado para protestar contra una decisión de su ayuntamiento. Cuando la falta de miras y voluntad política prohibió la celebración de la tercera edición del festival “Alacant Desperta”, sus impulsores montaron una mani-fiesta-acción para protestar contra tamaña afrenta, la cual se convirtió en uno de los eventos más coloridos, ingeniosos, divertidos y efectivos a la hora de “reclamar la calle” que ha vivido esta ciudad en su historia cultural. Lo echamos de menos.

El festival no ha dejado de crecer. De las 30 actuaciones y 10.000 espectadores de 2006 se pasó a las 40 y 13.000 en 2007 y a las 50 y 17.000 en 2008 (las cifras son en serio, que para eso tienen a la empresa Tarsa, de Relaciones Públicas y comunicación manos a la obra). Este año la crisis pasa factura y los recortes de presupuesto obligan a bajar a las 35 actuaciones. Pero tiene mérito que el festival se haya salvado, gracias a que había demostrado que funcionaba y estaba consolidado y que sus organizadores han sabido recortar aspectos que consideraban menos importantes como publicidad o infraestructuras: el énfasis está puesto en la programación, como debe ser, y es previsible que la calidad y el buen sabor de boca general no se resientan.


A partir de hoy viernes escenarios urbano entre los que se cuentan diversas plazas de Elche (La Glorieta, Santa Isabel, Plaza de la Fregaza…), la de Antonio Bru en el Raval (para los conciertos) o la Plaza Héroes de Santa Lucía (que tendrá un zoco) acogerán actos como los de Jarabanda (percusión, pasacalles), una demostración de Teatro Aereo, un concierto con Candelaria (grupo paralelo de músicos al archiconocido El Bicho), pasacalles como Funky a L’olla y obras de títeres premiadas en Tárrega entre decenas de actuaciones y conciertos.

Una vez más, Elche nos vuelve a dar sopas con onda en lo cultural a Alicante. No hay envidia, hay esperanza de que lo bueno se pegue y entre antimenfotistas nos ayudemos.