miércoles, noviembre 07, 2007

DIARIO DE UN ANTIMENFOTISTA 19 - Cinco Cínicos


publicado en “La Verdad” de Viernes 2 de Noviembre de 2007

CINCO CÍNICOS

La Plaza del Mercado Central es un hervidero de actividad los sábados por la mañana. Últimamente, la terraza de la sempiterna cafetería Jamaica acoge una parroquia de lo más variopinta y diversa: las señoras mayores clientas del mercado de toda la vida se mezclan con jóvenes y jóvenas en los que la presencia de gafas de sol delatan como “gambiteros” que han empalmado la noche de “fiestaca” con el amanecer y siguen cultivando su vida social al frescor de unas claras y al sol de la “mañanita de sábado alicantina” (esto último, todo un fenómeno climático a estudiar a la par que seña de identidad de la ciudad). De hecho, la actividad de la terraza del Jamaica se puede apreciar todos los días: un buen puñado de jóvenes algo bohemios, con inquietudes artisticas y culturales han tomado tan tradicional lugar de la ciudad como punto de encuentro y tertulia para las horas del aperitivo. Es curioso ver como gran parte de una generación, sin ponerse de acuerdo, se reune para departir y descansar allí, y ver como una hornada de emancipados o en vías de serlo prefiere a ser posible disfrutar del ambiente, compras y productos del mercado tradicional de Abastos contra la cultura de supermercado. Con estos mimbres ya sabía yo lo que iba a pasar: que la plaza del Mercado se iba a convertir en un espacio Antimenfotista.

De los cinco del título de esta columna fue Chema quien tuvo la idea: se le ocurrió en época de Hogueras usar la plaza del Mercado un sábado por la mañana como tribuna para soltar un discurso anticonsumista, utilizando el cinismo como vehículo. Se trataba de sorprender a la gente allí presente y convertirles en público improvisado de tan curioso Happening. Le contó la idea a otros cuatro amigos y a partir de ahí se lió la cosa. No solo se pronunció aquel discurso, sino que Quino, Marina, josé y Oscar crearon personajes ad hoc a la diatriba de Chema que animaban a la audiencia a ser parte del espectáculo. Y después de aquello, comenzaron a quedar para maquinar nuevas performances que ocurrirían no-se-sabe-cuando principalmente durante esas mañanitas de sábado alicantinas en la plaza del Mercado.

Los cínicos son pues un grupo de teatro-sorpresa. amateur, provocador, formado con el único objetivo de divertirse y hacer reír. Fieles a su inspiración anárquica, si les preguntas a cada uno de los cinco cínicos qué es lo que ellos se consideran recibirás más de cinco respuestas distintas que van desde “bufones” hasta “performanceros” pasando por “artistas callejeros” o simplemente “payasos”. En lo que si están de acuerdo es que no se consideran así mismo actores ¡Pásmense!

Ideológicamente, dicen inspirarse en la escuela de Diógenes, en el sentido de intentar plantear en sus discursos preocupaciones o aspectos de la vida diaria de las personas no con ánimo de proponer soluciones magistrales (pues reconocen su ignorancia), pero sí para poder señalar estas y provocar la risa a partir de ellas. Ellos hablan de una “creatividad explosiva”: no se consideran actores, pero cada uno de ellos poseé una “dinamita creativa” que cuando se prende la mecha al comenzar una de sus actuaciones cada uno estalla por su cuenta, a su bola. Alguno de ellos plantea un tema que servirá de hilo conductor a los demás, y el resto de los cínicos creará cada uno un personaje en esa linea en un ejercicio de improvisación más cercano a los juegos de rol que a lo que entendemos por actuación teatral propiamente dicha, con la característica de querer hacer partícipe al público y, sobre todo, hacer que este se lo pase bien y “despertarle” para que tome consciencia de la preocupación cotidiana

Más o menos así podríamos resumir la propuesta artística de esta anti-compañía de teatro-sorpresa compuesta por no-actores.

En Halloween también la liaron. Era fácil identificarles: eran el único grupo disfrazado que intentaba asustar/provocar al público y que no repartía flyers de alguno de los pubs decorado para la actuación.


El público habitual ya se empieza a tener expectación en torno a ellos. Pero nunca se sabe a ciencia cierta cuando volverán a la carga. ¿Este sábado tocará o no tocará actuación de los cínicos? Tengan cuidado si pasan por la plaza del mercado no se vayan a encontrar (por ejemplo) una convención de esperpénticos chamanes (con estética a caballo entre lo hippy y lo étnico) como reflejo de la invasión de adivinadores del futuro que sufre la televisión y, al mismo tiempo, reflexión sobre por qué la gente acude a este tipo de prácticas. O ¿Qué narices? No tengan cuidado. Vayan aposta, a ver si este sábado tocan los cínicos. ¡Antimenfotistas del mundo, uníos!

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- Quino Sánchez, cínico, rolero, sensei-canalla y sensei de la patrulla letrinas ha sido el alma de este artículo. Un abrazote.

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